miércoles, 8 de noviembre de 2017

Cataluña y la independencia


Sin elegirlo nací en España. He visitado todos sus territorios sin olvidar ninguno. En mi larga vida, he tenido domicilio y trabajo en  las tres capitales de Euskadi y 34 años en Cataluña, sin contar mi querida tierra Navarra en la que además de nacer hice mis estudios. No encuentro razón para mudar a chino, canadiense o senegalés.

Con la exacerbación de la independencia de Cataluña, nos está cayendo a los españoles tal chaparrón de insultos, injurias, agravios, provocaciones e insolencias que nos dejan como «chupa de dómine», pero, bueno, las palabras no huelen, ahora lo de cargarse, mear y vomitar en la «puta España», los «putos españoles de mierda», los «mongolitos españoles», ¡joder! háganlo en los inodoros Roca, por cierto, de excelente calidad.

Soy cristiano y como política elijo la democracia.

Monseñor Xavier Novell i Gomà, sor Lucía Caram, sacerdotes de «urna y recuento», obispos y algunos monjes: ¿están seguros de su encaje en los Evangelios? ¿Aceptan el traje a medida? ¿Perciben que los «Romanos» esclavizan al «Pueblo Elegido»? ¿Quieren un democratismo cristiano? ¿Qué quiere decir el obispo de Solsona con:  «No os confundáis sobre esta cuestión: será todo lo legal que queráis pero los cristianos no nos guiamos ni tenemos criterios en función de leyes positivas, sino de aquello que es justo, verdad y digno, y esto no es justo»? Un demócrata —cristiano o no— de bien acata las leyes positivas que él mismo se ha dado. Otra cosa es hacer trampas. La Constitución es nuestra primera ley positiva votada por todos (Cataluña 90'46% 4'61% 4'23% 0'68% 32'09%) ¿para quemarla en público? «Hermanos y hermanas, id en paz» dice el obispo Novell, ¿todos? ¿o solo para los que repicaron las campanas de Solsona?

Dejando los «pobres mediáticos» de sor Lucía, sí es verdad, pero ni justo ni digno, que la burguesía catalana haya edificado casas y barrios asquerosos e inmundos, con inmigrantes españoles, por un jornal miserable, que luego devolvían con creces al comprar o alquilar esas viviendas donde habían dejado parte de sus vidas. (Santa Coloma de Gramanet, Ciudad Meridiana, Trinidad Nueva...) Mucho más indigno, todavía, aleccionar a sus hijos de cómo eran explotados en sus tierras de origen por los «señoritos», llegando a sentir vergüenza de su ascendencia. No quiero recordar, por miserable, la opinión que de los andaluces tiene el que fue «molt honorable» Jordi Pujol, y su ignorancia sobre lo que Andalucía aporta a la humanidad en poetas, pintores, escritores, músicos, políticos… 

Por favor no confundan «el culo con las témporas». Esos barrios son nuestro campo, el de los cristianos, para sembrar la verdad, la dignidad y la justicia, y plantar cara a los de «la pela es la pela».


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